Construida sobre un terreno de 750 metros cuadrados, la villa abarca 320 de ellos, divididos en zonas distintivas que fluyen sin interrupción entre el interior y el exterior. El diseño busca la armonía entre ambos espacios, logrando una simbiosis perfecta.
Si existe un común denominador en las casas ejecutadas por el diseñador de interiores, es sin lugar a duda la continuidad del exterior hacia los interiores de la vivienda. Esta característica solo es posible gracias al clima privilegiado del que presume la isla de Gran Canaria.
El estilo refinado y los muebles, seleccionados entre las más prestigiosas firmas de diseño italiano, fusionan el gusto tropical elegante con la artesanía italiana de alta gama.
